Playas paradisiacas, prendas de las grandes firmas o el último videojuego… así es la vida de los llamados influencers. Son personas que con sus redes sociales han revolucionado la forma en la que las marcas se relacionan con la sociedad. En un abrir y cerrar de ojos, se han convertido en un pilar imprescindible en la estrategia de Comunicación, Marketing y Relaciones Públicas de muchas empresas, que encuentran en ellos una forma de aumentar el alcance de su marca. Este boom ha propiciado incluso el surgimiento de agencias de representación para estos creadores de tendencia, que pueden cobrar cifras astronómicas por una foto en sus redes sociales.
No hay duda de que las marcas han sabido sacar partido al altavoz que suponen estas personas en las redes sociales y su capacidad para condicionar las decisiones de compra de sus seguidores. Dos de las razones por las cuales hoy la mayor parte de las empresas invierten en influencers y por lo que casi todas cuentan con uno a la hora de realizar sus planes de Comunicación o Relaciones Públicas.
Sin embargo, es imprescindible tener en cuenta que no todo vale, que no se trata de tener “followers al peso”. En esta “fiebre digital” debemos utilizar no solo el criterio cuantitativo sino también el cualitativo porque no se trata de llegar a muchos, sino a los adecuados. Con razón las empresas empiezan ahora a afinar sus estrategias, pero… si no es solo la cantidad de seguidores, ¿en qué más debemos poner el foco al buscar un influencer?
- Engagement: la capacidad de generar reacciones y crear conversación en sus redes sociales.
- Visibilidad y notoriedad de marca: es el alcance que tendrán las publicaciones. Se mide por el número de seguidores y depende de la calidad del contenido publicado.
- Fidelización: es la habilidad para crear confianza y conseguir que la relación con el influencer sea duradera, y por tanto, la que tienes con sus followers, también.
- Reputación: Muchas veces buscamos un influencer porque queremos que la marca se asocie con un concepto nuevo.
Además y, pese a que es una tendencia joven, existe ya una diversa tipología- Bloggers, Youtubers, Políticos, Prescriptores, Instagrammers, It Girls/It Boys, Periodistas. Por eso, cada sector/marca, debe seleccionar al influencer en función de sus objetivos y del análisis de su perfil. Porque para transmitir tus valores corporativos hace falta mucho más que tener un gran alcance. Por eso, antes de contar con un influencer en tu estrategia de comunicación: investiga sus publicaciones, el tipo de contenido que comparte y si lo que vas a ofrecerle tiene cabida en su imagen de marca personal.
Tus empleados, tus mejores #influencers
Está moda de vincular a alguien externo a nuestra marca ha restado protagonismo, en términos de comunicación, a los empleados. Hemos dejado de lado una importante realidad: que nuestros empleados son los únicos capaces de transmitir el sentimiento de orgullo de pertenencia a la marca, los valores y la cultura empresarial. Su afinidad es fácil de contagiar y convierte a estos trabajadores en embajadores dentro y fuera de nuestra compañía. Algo primordial, si tenemos en cuenta que los empleados también han asumido un papel especialmente relevante gracias a la era digital y los medios sociales, donde las fronteras (empresa – sociedad) se hacen cada vez más invisibles. Por eso, situar al empleado en el centro de la comunicación a través de diferentes estrategias tiene numerosas ventajas:
- Creen en lo que hacen y difunden los valores de la empresa de forma desinteresada, la clave para generar confianza
- Son la cara más cercana y directa de la compañía
- No se necesita tanta inversión
Por ello, antes de diseñar una estrategia para posicionar o incrementar el alcance de nuestra marca debemos analizar bien cuáles son nuestros objetivos. Además de tener en cuenta que, muchas veces, la comunicación externa empieza y termina en la comunicación interna. Porque ya solo podemos hablar de comunicación en mayúsculas, la era digital ha borrado también esa división.
Victoria de la Calle
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