El cambio, la transformación, ya sea hacia un modelo digital o hacia un nuevo tipo de organización son tendencia. A más tecnología, más foco en las personas. Y así debe de ser porque son las personas las que desarrollan y trabajan con la tecnología, y no al revés. Las empresas y las organizaciones buscan propiciar cambios para adaptarse a los nuevos escenarios. Este es uno de los factores, solo uno, que explican porque la comunicación interna ha dejado de ser el patito feo de la comunicación corporativa, ya que, se ha convertido en herramienta indispensable para las organizaciones que persiguen transformarse. Pero, para que la comunicación interna sea realmente útil en ese proceso ha de despojarse de alguno de los tics de su pasado menos glorioso.
1) Comunicación sin escucha. – El objetivo principal, antes de inundar a los empleados con información, que muchas veces no es útil ni relevante, es escuchar. Ese tiene que ser el punto de partida de cualquier plan de comunicación interna que pongamos en marcha. Escuchar para comprender y comprender para integrar.
La comunicación interna es una herramienta para la mejor gestión de las organizaciones que, entre otros fines, busca estimular la gestión del compromiso de los empleados. Naturalmente, creer que informar a los empleados es bueno es el primer paso. ¿Esa fase está ya superada? Bueno, quizá no, quizá estamos frustrados porque hemos informado, pero no nos han hecho ni caso, “como si oyeran llover”. Y esto es así porque no siempre del mero conocimiento nace la voluntad y la motivación. Sólo estamos trasladando un discurso, nuestro discurso.
2) Olvidamos en ese discurso que los empleados no son público, no son solo receptores del mensaje, ellos también son actores, participan de la obra, están en la empresa y tienen una vivencia de la misma. Un empleado tiene, al menos, ocho horas de vivencias diarias.
3) No integramos los dos relatos. En la empresa hay dos relatos, nuestro discurso y la experiencia del empleado, dos relatos que hay que integrar. No siempre estos relatos estarán en conflicto, unas veces sí lo estarán y otras no, pero en cualquier caso es necesario integrar. El relato de los empleados se construye con sus vivencias y estas pueden no ser acordes con los mensajes de la intranet, de la carta del presidente o del newsletter. Podemos elegir tener o no comunicación interna pero no podemos evitar que los empleados tengan su propio relato de la empresa y de lo que allí ocurre.
4) No tenemos en cuenta la opinión. No tener información de mi empresa sobre las cosas que me afectan no implica que no tenga una opinión formada sobre las mismas Una opinión que está basada en mi experiencia de ocho horas diarias de trabajo.
5) La comunicación no persigue la interacción. La palabra crítica es participación. Tenemos que impulsar una comunicación participativa porque hemos dejado de ser emisores para ser impulsores. Participar en el relato se traducirá en participar en el trabajo.
Si queremos que nuestras organizaciones cambien tendremos que cambiar también nosotros, modificar nuestros comportamientos y la manera en la que hacemos las cosas. “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”. (atribuida a Einsten aunque no está clara la autoría).
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