La importancia de escuchar cuando nos llevan la contraria

Siempre me ha maravillado la dificultad que tenemos los humanos de salir de nuestra burbuja de conocimiento, de ideología, en definitiva, de nuestra forma de ver la vida. ¿Por qué lo que pensamos cada uno es lo bueno frente al resto?¿Por qué, generalmente, creemos que llevamos razón?

Esta condición, tan generalizada, no sería un problema si no fuera porque la padecen, de manera casi patológica, personas que influyen muy directamente sobre la vida de otras muchas.

Desde una consultora de comunicación se aprecia a menudo que altos cargos, directores generales, CEOS de grandes compañías no cuentan con equipos que les hagan salir de su burbuja y explorar alternativas a su forma de pensar. Es quizás un ejercicio, el de tomar distancia de todo lo que acontece, que hay que entrenar. Pero antes de esto, como con todo en la vida, hay que tomar conciencia de esta necesidad.

La toma de conciencia es “la madre del cordero”. Si no sabemos lo que no sabemos nunca detectaremos nuestro desconocimiento y por lo tanto vemos aquello que hay que mejorar. Hacerse consciente exige un trabajo y abandonar el orgullo, las ideas preconcebidas, abrazar la humildad.

Abrazar la humildad

escuchar cuando nos llevan la contrariaNo se trata de criticar a aquellos dirigentes y empresarios que, con esfuerzo, entrega, asumiendo riesgos, dirigen corporaciones muy complejas o emprenden negocios, algunos de mucho de peso. Se trata de advertirles que son humanos, se pueden equivocar, y que a veces el mundo en el que se desenvuelven es sesgado, funciona con códigos concretos distintos a los de otros que también deben conocer.

Esta parte de mi trabajo, la de sacar de la burbuja endogámica a mis clientes, me gusta mucho. Por mi trayectoria como periodista, curtida en la profesión durante los años 90, una época, a mi juicio, muy fructífera y exigente en el periodismo español, he tenido que entrenarme, como todos mis colegas contemporáneos, en la tarea de distanciarme de todo.

Por ejemplo, ¿cómo escribir una crónica política sobre un partido que se encuentra en las antípodas de lo que uno defiende si no se toma distancia y se mira con ojos de estricto observador?

Igual que un médico debe entrenarse en tomar cierta distancia con las heridas de sus pacientes para sobrevivir y ayudar con todas sus facultades, cualquier otro profesional con responsabilidad debe ejercitar habilidades de este tipo. Ojo que no estoy hablando de evitar la empatía y la amabilidad. Al contrario, son las dos grandes puertas para acceder a todo.

Hacer puños

Salir del entorno, imaginarse qué le lleva a otro a pensar distinto, interiorizar lo diferente, realizar autocrítica, cuestionarse, ponerse a prueba, mostrar las carencias, abrir el abanico de posibilidades…Quiero el nombre del presidente o presidenta de una gran compañía que haga esto. Puede incluso que haya personas que estén pensando ahora mismo que esto no va con ellas: “¿Cómo iba yo a dirigir una empresa si no me pongo en el lugar de mis potenciales clientes? Sé mejor que nadie lo que buscan y quieren…” . ¿Les suena?

Mi jefe, después de un debate largo y cuando yo creía que le estaría sacando de quicio que le llevara la contraria un buen rato, me dijo: “Esto es hacer puños y es bueno”.  La expresión “hacer puños” me gusta porque apela al combate de ideas. Recomiendo a todo el mundo que “haga puños” antes de tomar cualquier decisión, sobre todo si es relevante. Aún así nos equivocaremos…pero no tanto.

 

Mª José Cameno
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