Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Así lo ratifican diversos estudios que nos indican que estamos programados biológicamente para procesar el mundo de un modo visual. Basta con echar la vista a nuestros antepasados: las primeras comunicaciones escritas se basaban en imágenes. De ahí que, a día de hoy, el 90% de la información que transmitimos a nuestro cerebro sea visual. Hablemos del lenguaje de las imágenes.
Resulta además que somos imagen desde el mismo día en que nacemos. A veces solo necesitamos una imagen para comprender una situación. Detectamos (y elegimos) las marcas por su imagen. Nos es imposible imaginar internet, un periódico o las cabeceras de los informativos de televisión sin imágenes. Millones de personas versionan su imagen en Facebook, Instagram o Twitter. Los contenidos más virales son videos. La red social con mayor crecimiento en 2015 fue Pinterest. Dicen que procesamos las imágenes 600.000 veces más rápido que los textos y que recordamos el 80% de lo que vemos frente al 20% de lo que leemos o el 10% de lo que oímos.
La imagen ocupa el mayor porcentaje de información y de mensajes de nuestro día a día y construye nuestra realidad. La imagen capta con un solo impacto, por eso atrae o hace aborrecer. Es adictiva. TAmbién es viral. Y, por supuesto, abierta. Sugiere. Insinúa. Diferencia. Inspira. Posiciona.
Por todo ello y porque en ocasiones no es necesario hablar para transmitir, la imagen es una poderosa herramienta de comunicación. Además, la imagen es universal y no cuenta con la barrera del idioma.
Con la mensajería instantánea llegó una nueva forma de expresarnos sin palabras: los emoticonos.
La publicidad y la comunicación dan cada vez mayor peso a la imagen. Basta con ver un logo, una persona o una imagen, para relacionarlo con la marca:
Seguro que no hace falta recordaros que se llamaba Pancho y que era millonario…
Otros ejemplos del lenguaje de las imágenes
Hay imágenes que, aunque no conozcamos su historia las relacionamos con el medio en el que aparecieron:
Y otras que se convirtieron símbolos, en esta ocasión, gracias a las redes sociales:
Se trata del lenguaje de las imágenes. Porque las imágenes han protagonizado e informado de la historia (y cómo no, de historias) y, porque a veces, sobran las palabras…
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