Todo portavoz que se exponga a los medios de comunicación debería saber que está poniendo en juego la reputación y la credibilidad de la entidad a la que pertenece. Aunque es una afirmación demasiado evidente existen muchos casos en los que un portavoz mal preparado ha tirado por tierra su imagen y la de su organización.
Prácticamente en la totalidad de los casos, los portavoces se hacen, no nacen. Al contrario de lo que pueda parecer, nada se deja a la improvisación y el éxito de una buena intervención pública o entrevista se basa en la preparación, el entrenamiento y la perseverancia.
La mayoría de los portavoces, de cualquier ámbito o sector, cuando se ponen delante de un periodista cuentan, por lo general, con un importante bagaje a sus espaldas de formación en técnicas para hablar en público. Esto les permitirá enfrentarse a los diferentes escenarios que pueden surgir en sus relaciones con la prensa. Las habilidades innatas son una gran ayuda pero la preparación es la clave del éxito.
Cursos de portavoces
Para ello, existen cursos, que enseñan, entre otras cosas a transmitir eficazmente los mensajes. Estas sesiones, eminentemente prácticas, recrean escenarios reales, habituales en el día a día de un ejecutivo de empresa- entrevistas, comparecencias públicas, declaraciones,…- donde el protagonista tendrá que poner a prueba las técnicas aprendidas previamente y que más se adaptan a su estilo de comunicación. Porque igual que un comunicador no nace, se hace; cada portavoz tiene un estilo y siempre hay una herramienta o una técnica que encaja con su forma de relacionarse con los demás.
Y teniendo en cuenta que nada se deja a la improvisación, otro de los instrumentos con los que debe contar un directivo antes de sentarse frente a un medio son los argumentarios, documentos donde están recogidos los principales mensajes clave que se van a transmitir, y los llamados “Q&A´s” (Question and Answers), donde se recopilan las posibles preguntas que puede surgir en un encuentro con medios de comunicación, así como las respuestas óptimas a cada una de ellas.
La importancia de la información
Con independencia de las dotes comunicacionales que cada uno tenga, su capacidad de conectar con la audiencia, de expresarse de forma sencilla, clara y cercana, es igual de importante que el portavoz esté bien informado sobre lo que va a contar, ya que existen muchos ejemplos de excelentes comunicadores que han fracasado en comparecencias públicas porque no tenían las respuestas apropiadas.
En definitiva, para ser un buen portavoz es imprescindible por un lado, manejar las técnicas que ayudan a captar y mantener la atención de la audiencia, utilizar los diferentes lenguajes en función de los soportes (radio, televisión, prensa…), y por otro lado, conocer y dominar la información relevante, los mensajes estratégicos y las respuestas a cualquier pregunta que nos puedan plantear.
Manuel Diaz-Ureña
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