Todas nuestras acciones comunican. La manera en que nos dirigimos a alguien, las decisiones que tomamos, la fuerza que empleamos al dar un apretón de manos… Todo comunica. ¿Y lo que no decimos o hacemos? También. Los silencios, las respuestas vacías o la falta de transparencia dice más de nosotros que las propias palabras.
En el ámbito empresarial ocurre lo mismo. Como apuntó Ildefonso Tébar, Manager de Comunicación Integrada de Samsung, en el workshop Comunicación Corporativa Digital organizado por el Instituto de Economía Digital de ESIC (ICEMD) y celebrado recientemente: “comunicación es todo lo que atañe a la actividad de la empresa y sus empleados”. Por tanto, todo lo que hacemos, queramos o no, está comunicando hacia la sociedad.
Hasta aquí ha quedado claro, ¿verdad? Ahora bien, con el auge de la digitalización estamos ante un escenario en el que se ha democratizado completamente el acceso a la información y la opinión. Actualmente, los retos de la comunicación corporativa consisten en conocer sus nuevos grupos de interés, adaptar los mensajes en función de audiencias y canales cada vez más dispares y saber formar parte de un ecosistema 2.0 que crece a pasos agigantados. En el workshop, Ildefonso Tébar dio algunas pautas para incluir con éxito el plan de social media en la estrategia de negocio de las empresas:
- Antes de empezar, hacerse varias preguntas: ¿Mi empresa necesita estar en todas las redes sociales? Si abro un perfil en Twitter, ¿a qué público voy a dirigirme? ¿Y en Facebook? ¿Quizás será mejor tener un blog corporativo? Lo que está claro es que no hay que “estar por estar”: nuestra presencia en social media debe ir acorde a la misión y la visión de la compañía. Para ello es recomendable hacer un análisis de nuestras debilidades, amenazas fortalezas, y oportunidades.
- Identificar los nuevos stakeholders: Influencers, brand lovers, detractores … Debemos analizar nuestra comunidad virtual, priorizar los diferentes públicos en función de su interés por la compañía y de su poder de influencia y conocer su motivación para establecer un tipo de relación con cada uno de ellos.
- Establecer un plan de contenidos: Crear un discurso que llegue a nuestras diferentes audiencias, adaptando el contenido a los canales y a nuestros objetivos. Es esencial crear un calendario de publicaciones desglosado señalando las plataformas que vamos a usar, la frecuencia, la temática y el objetivo de nuestros mensajes, en función de si nuestra meta es la notoriedad de marca o la fidelización y compromiso de nuestros usuarios.
- Participar en la conversación: Hay que socializar y ser activos, pero no intrusivos. Además, debemos tener en cuenta cuál es el tono y el código de comunicación que vamos a adoptar. Dependiendo de la plataforma en la que nos encontremos, utilizaremos un tono más corporativo y profesional o, por el contrario, más emocional y cercano.
- Medir: ¿Cómo saber si estamos cumpliendo los objetivos del plan de social media de nuestra compañía? Midiendo los Indicadores Claves de Desempeño (KPI). Una de las fórmulas más conocidas para llevarlo a cabo es la regla SMART, que indica que los KPIs deben ser específicos, claros y tangibles (S), medibles (M), alcanzables (A), relevantes (R) y realizables en el tiempo (T).
Y vosotros, ¿qué opináis? ¿Qué compañías os parecen un buen ejemplo a la hora de ejecutar su plan de social media?
Silvia Resola
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