El metaverso y sus retos: un mundo más allá

Se dice que el concepto de metaverso apareció por primera vez en 1992.  El escritor Neal Stephenson describió en su novela futurista “Snow Crash” un concepto donde los humanos, como avatares, interactuaban entre sí en un espacio virtual tridimensional que utilizaba la metáfora del mundo real. Pero el concepto es anterior incluso. Se describió como ciberespacio en la novela de William Gibson “Neuromancer” escrita en 1984. Lo que resulta fascinante es que se escribió antes de que se pudiera poner en práctica en el ciberespacio, una visión de futuro, algo inimaginable en ese momento.

Pues bien, ya es una realidad.

Cuando escuché hablar por primera vez del metaverso pensé que sería una versión de “Los Sims” (una serie de videojuegos de simulación social) pero a mayor escala. Según leía me iba creando una imagen de videojuego que se apoderaría de nuestras vidas.

¿Dejaremos de vivir en la realidad para vivir en lo virtual?

El concepto de metaverso es “una combinación de realidad virtual inmersiva, un juego de rol en línea multijugador masivo y la propia web” según Marc Vidal. “Meta” significa trascendente (más allá de)  y “verso” universo. Aún no forma parte de nuestro día a día pero es posible que lo haga en un futuro no muy lejano. Grandes empresas están invirtiendo en él de forma que podamos llevar a cabo diferentes acciones de nuestra vida en este entorno virtual.

La fusión de la vida real con la virtual se hará a través de experiencias totalmente online, la realidad virtual es el mecanismo por el que se entra al metaverso. En él, las monedas virtuales, con el bitcoin como pionero, el number one, aportan la gestión económica en este mundo tecnológico.

En el campo de la medicina también se está utilizando la tecnología de realidad aumentada para guiar determinadas intervenciones quirúrgicas, y los cirujanos pueden practicar operaciones utilizando “gemelos” digitales.

En el ámbito del trabajo se están planteando diferentes vías. Facebook (Meta), por ejemplo, está impulsando un proyecto para crear espacios virtuales de trabajo.

Entrar en un juego no es el metaverso, así como Youtube no es Internet, es solo una parte de ello. Los que hoy no pertenecemos al mundo gamer ¿nos veremos atraídos por esa experiencia de juego y dejará de estar reservado para un nicho como son los gamers?

El ocio en el metaverso ofrece la posibilidad de ir de compras y obtener objetos tanto virtuales como reales en las tiendas establecidas en él, podemos intuir que esto será la versión de las compras online 3.0. IKEA, por ejemplo, puso en marcha una iniciativa donde puedes ver sus productos a través de la realidad aumentada reflejados en tu propia habitación. Empresas de cosméticos ofrecen la posibilidad de probar los tonos de maquillaje online a través de una simulación, del mismo modo se utiliza para probar gafas de sol, gorras, sombreros, etc.

Otra forma de entretenimiento será observar desde fuera qué pasa en el metaverso y, por supuesto, la manera de socializar a través de avatares personalizados.

Retos en el metaverso

La privacidad es uno de ellos. Se captará una gran cantidad de datos personales de cada usuario, en un nivel muy superior al que estamos viendo a día de hoy. Tengamos en cuenta que se utilizarán gafas de realidad virtual y de esto se podrá obtener información que hasta ahora no ha sido posible, como por ejemplo el seguimiento de los ojos, las reacciones físicas y la háptica. ¿Cómo podemos proteger esos datos? Y, más importante aún, proteger nuestras identidades es otra cuestión a plantear ya que una de las ventajas del metaverso es poder acceder a cualquier persona aunque esté fuera de nuestro alcance por las razones que sean, pero… ¿Cómo podemos verificar que los usuarios son quienes dicen ser en el mundo virtual?

Otro de los retos son las limitaciones. Hoy en día, una limitación disponible en internet son los controles parentales utilizados para proteger a los menores en internet, pero no está clara la implementación de este tipo de medidas en el nuevo escenario.

La ciberadicción ya es un problema en nuestra sociedad, que se verá incrementada una vez sumergidos en el metaverso. ¿Habremos desarrollado las herramientas necesarias para hacer frente a esta situación?

Los conflictos, delitos y nuevas dificultades que surjan ¿podrán solucionarse con una regulación paralela?

El metaverso es la próxima generación de Internet. Todavía en proceso de cambio, depende de creadores, usuarios y visionarios construir un universo digital propiedad del usuario que consiga superar estos retos y se defina por la descentralización, la inmersión y la conectividad. Los límites que definamos serán decisivos a la hora de desarrollar nuestras interacciones en un futuro.

 

Marta Pizarro
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