¿Quieres ser ‘todólogo’? Practica el noble arte de la lectura

«Solo sé que no sé nada». ¿Cuántas veces has oído esta cita de Sócrates? ¿Y cuántas veces te has sentido ignorante ante un tema desconocido, sesudo o complejo? Pues parece que no a todo el mundo le pasa y si te mueves por Twitter habrás podido comprobarlo. En esta red social abundan los denominados todólogos que saben de todo. Y también en otros lares, como se puede ver en el anuncio de la precampaña de la Lotería de Navidad de este año. Pero, ¿cómo te puedes convertir en un ‘todólogo‘? Aquí te damos la clave.

El lector desconfiado pensará que se lo inventan todo y solo reproducen dimes y diretes de aquí y de allá. Yo, que tiendo a creer en la bondad del ser humano, me decanto por la única fuente de conocimiento posible: la lectura.

Y es que, según los estudios de Stephen Krashen desde los años 80 sobre el poder de la lectura, leer por placer, sin exámenes, resúmenes ni controles, es la forma más eficiente de mejorar la cultura general, el léxico, la sintaxis y la expresión. En la lengua materna, pero también en cualquier otra lengua que quiera uno aprender.

Así que deja de insistir a tu hijo sobre la importancia de leer y agarra un libro de la estantería y ponte a ello. ¿No sabes por dónde empezar? Non ti preoccupare.

¿Qué leer?

Fácil. Tienes que leer cosas que te interesen, te entretengan y te motiven. Si empiezas un libro y es un tostón, lo dejas. Sin remordimientos. Sin mirar atrás. Ciao.

Si por lo que sea hay un tema sobre el que te quieres formar más en concreto, genial. Krashen acuñó el concepto de narrow reading o lectura intensiva, por contraposición a la lectura extensiva. El precepto es elegir un tema o un autor y darle caña. Un libro tras otro. Dicen que para ser experto hay que leerse 10 libros sobre el tema. Si lo piensas, en un par de años podrías ser todólogo aplicando este método de lectura intensiva si vas eligiendo temas diversos o de actualidad.

Si vienes aquí buscando títulos, te puedo recomendar unos cuantos sobre mi negociado, que es la expresión escrita:

  • Lo que el español esconde (Juan Romeu)
  • Anatomía de la lengua (Elena Álvarez Mellado)
  • Hablar bien no cuesta tanto (Pancracio Celdrán Gomariz)

¿Cuándo leer?

En este mundo nuestro en el que vivimos, convencidos de que debemos ser más productivos y ahorrar tiempo, es difícil encontrar un momento para darse a la lectura.

Si consigues generarte un hábito, tendrás casi todo ganado. Busca un lugar y una hora del día en que sea fácil que te pongas a leer. Ten el libro a mano. Ponte una alarma. Procura no hacer pereza. Y, sobre todo, no pretendas estar leyendo una hora o dos. Muchos poquitos hacen un muchito. Procura leer todos los días, aunque solo sea una página.

A mí me funciona muy bien lo de leer en el transporte público y, sobre todo, en la cama antes de dormir. En este caso, lo hago todos los días, porque todos los días me tengo que acostar. Cuando estoy más cansada, leo un par de párrafos; cuando la novela que tengo en las manos me engancha, leo un par de capítulos o incluso no paro hasta que la termino. Para generar el hábito basta con hacerlo siempre en el mismo sitio y a la misma hora, no importa cuánto.

¿Cómo leer?

Leer no tiene mucho intríngulis. Abres el libro y vas enlazando sílabas. La ‘eme’ con la ‘a’, ‘ma’. No tiene más. Lo hacemos desde primaria.

Bueno, sí tiene más.

Te cuento dos cosas que he descubierto este verano. Por un lado, los audiolibros. ¿No es lo mismo? No, no es lo mismo. Pero para la todología vale igual.

Los audiolibros son fantásticos para amenizar trayectos en coche y atascos matutinos. Para el transporte in itinere en general también es una opción maravillosa y si practicas bici estática, como es mi caso, viene fenomenal porque así no te aburres mientras intentas coronar alguna montaña. Te recomiendo la serie de Sherlock Holmes narrada por José Coronado. Una delicia.

Y, por otro lado, leer en alto. Leer a tu hijo, a tu madre, a tu marido. Es una actividad estupenda para generar un vínculo, para arrebujarse debajo de una manta, para iniciar una conversación más profunda, para dejar de hablar de las noticias y del salsa rosa y conectar a otro nivel.

En fin, que ya sea por tirarte el pisto en Twitter o por una genuina curiosidad, ya sabes por dónde empezar si quieres mejorar la cultura general, el léxico, la sintaxis y la expresión. La lectura es el método infalible y revolucionario que te llevará a ser todólogo en poco tiempo.

Empecé con una cita y termino con otra. Esta menos célebre pero que te vendrá bien si quieres ser todólogo, de Selma Lagerlof (Premio Nobel de Literatura en 1909): «Cultura es lo que queda cuando se olvida lo que se aprendió».

Marina Zamarreño
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