Una lección desde la Carrera de San Jerónimo

«Check, coaching, mobbing, selfie, follower, meme, streaming, meeting, brainstorming, briefing, coworking, feedback, hardcore, low cost, outsourcing, start-up, target, frame, gap, tracking, vending, running, break, ¿les suena?». Es parte de la intervención de Gabriel Rufián en el Congreso de Diputados de la Carrera de San Jerónimo el pasado 20 de septiembre de 2023, cuando se estrenaba el sistema de interpretación simultánea y los famosos pinganillos que —me dicen por el pinganillo— en realidad se llaman receptores.

Y quería yo traer a este nuestro blog —ups, otro anglicismo— la amable enumeración de don Gabriel por ser muy ilustrativa de todas esas palabras que decimos en inglés. Mal. Sí, mal. Porque muchas de estas palabras o las pronunciamos mal, o les hemos cambiado el significado respecto del original o simplemente nos las hemos inventado.

Palabras que ningún hijo de la Gran Bretaña nos entendería

Es un fenómeno muy español, muy ibérico, eso de pronunciar las palabras extranjeras a la remanguillé. Un poco por pudor. No vaya a ser que se nos note que sabemos otras lenguas y nos tachen de viajados o —peor— de cultos.

De la lista anterior, tenemos target (que se pronuncia tárguet y no táryet) y meme (que se pronuncia mim y no meme).

En el mundo del periodismo y la comunicación es frecuente hablar de quote (que se pronuncia cuout y no cuot) cuando se quiere hacer referencia a una cita literal o a un entrecomillado.

Palabras que no son lo que crees

Este fenómeno sí que es absolutamente fascinante. Hemos sido capaces de enganchar una palabra del inglés y cambiarle completamente el significado. ¿Y esto cómo sucede? Pues ni idea, pero hay que andar con pies de plomo, porque es bastante más común de lo que podría parecer. Encontramos tres ejemplos —tres— en la lista de Rufián: mobbing, running y meeting.

Mobbing está en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE) con la siguiente definición: «Voz inglesa con que se designa el hostigamiento al que, de forma sistemática, se ve sometida una persona en el ámbito laboral, y que suele provocarle serios trastornos psicológicos». Y sí, mobbing significa hostigar, acosar o asediar. Juntarse varios a liársela a alguien. Efectivamente, se puede utilizar en el contexto laboral o escolar, pero no es lo más habitual en inglés. Mucho más frecuentes son expresiones como workplace bullying o harassment at work.

Lo mismo pasa con running. Sí, run es correr, esto es de primero de Inglés. Run ran run, que decíamos al aprender los verbos irregulares. Pero esa actividad de moda —¿sigue estando de moda?— de salir a correr, por lo visto, se dice más bien jogging.

Meeting. Una reunión. Ahí vamos bien. El problema viene con los mítines políticos. El DRAE ya recoge la voz mitin como «reunión de personas en donde uno o varios oradores pronuncian discursos de tema político o social», pero es que esto en inglés se llama rally. Como el París-Dakar. Rally. En ningún caso meeting.

Palabras que te has sacado de la manga, Maricarmen

La verdad es que estas son preciosas también. Son palabras que suenan a inglés, pero que no son inglés. Son palabras trampantojo.

En la lista de nuestro diputado no encuentro ninguna, pero sería el caso de zapping o puenting. La segunda consiguió entrar en el DRAE  —¿cómo te quedas?— y en inglés se dice bungee jumping. Para la primera el Diccionario Panhispánico de Dudas y la Fundeu nos recomiendan zapeo y, para los curiosos, en inglés se suele utilizar la expresión channel surfing.

Una práctica generalizada

Los políticos no son los únicos que le dan al inglés como si no hubiese un mañana. A la cabeza, como punta de lanza, están los de marketing —y cómo no, si ya su propia disciplina es un anglicismo—. Según un estudio de Preply, estos profesionales utilizan una media de casi 16 anglicismos al día. Lo peor: el 40 % reconoce que se ha topado con anglicismos en su entorno laboral cuyo significado desconoce.

Y es que eso de que el Congreso se encuentre en la Carrera de San Jerónimo nos tenía que haber dado ya una pista de que en la cámara baja se iban a impartir magistrales clases de traducción y lenguas extranjeras. No en vano, san Jerónimo de Estridón es el patrón de los traductores —y de los intérpretes.

Marina Zamarreño
Muchas gracias por leernos. Si te ha gustado puedes compartir
Este sitio web utiliza Cookies propias y de terceros de análisis para recopilar información con la finalidad de mejorar nuestros servicios, así como para el análisis de su navegación. Si continua navegando, supone la aceptación de la instalación de las mismas. El usuario tiene la posibilidad de configurar su navegador pudiendo, si así lo desea, impedir que sean instaladas en su disco duro, aunque deberá tener en cuenta que dicha acción podrá ocasionar dificultades de navegación de la página web   
Privacidad