El lenguaje no es solo lo que expresamos mediante palabras. Nuestros actos y nuestro cuerpo transmiten mucho más de lo que podríamos pensar. Por ello es fundamental analizar y tener en cuenta no solo lo que decimos, sino también cuál es nuestra manera de ser, hablar, vestirnos y actuar, ya que todo ello influirá en nuestra comunicación. Un portavoz o personalidad pública debe tener muy claro que no todo vale y que debe ser coherente con la institución que representa y consigo mismo.
A la hora de comunicarnos o dar voz a una empresa o institución, debemos mantener el tono, la filosofía y la cultura de la misma, pero no por ello anular la propia personalidad, o peor, forzar un cambio que no es ni por asomo compatible con lo que somos o lo que representamos. Si bien, no es lo mismo un político que un empresario, ambos deben ser conscientes de que están en el punto de mira.
Ante todo, coherencia
Lejos de que los políticos hagan de jurado del “Mira quien baila” o de “ La Voz”, que parece que se ha convertido en imperativo legal, solo nos gustaría advertir de la necesidad de mantener los principios y no nos referimos solo a los éticos, sino a los de comunicación. Hay cosas que no debemos hacer si no coinciden con la misión, visión y filosofía de la entidad que representamos y/o si no son coherentes con nuestra propia personalidad.
Algo similar a lo de nuestros políticos flirteando con las artes escénicas ocurrió en el mundo financiero a finales de los 90, cuando tras su apuesta por las puntocom colgaron sus trajes de sastre y sus corbatas y los cambiaron por coloridos polos para trasladar una imagen de modernidad, desenfado y dinamismo, como la que tenían todas las empresas en las que habían invertido. La realidad pronto les hizo volver a su fondo de armario.
… Y criterio
Y es que las modas no deben ser las que rijan las estrategias de comunicación, aunque siempre influyen y los profesionales que diseñan dichas estrategias no deben dejarse embaucar por los cantos de sirena del marketing. Todos sabemos que es una línea muy difusa. Los cambios en materia de comunicación que, como decimos, abarca muchos aspectos y no solo lo que dices, deben realizarse de forma gradual y sobre todo con criterio. No se trata de adoptar determinadas técnicas de comunicación y emplearlas o de sumarse a lo que ahora está de moda, sino de encontrar un estilo adaptable a la empresa y personalidad propia del portavoz.
La buena comunicación es la que resulta de crear un patrón a tu medida y a la de tu entorno, sin fingir ser lo que no eres y sin forzar las simpatías o antipatías de los receptores. Por ello, si tienes posibilidad de elegir un traje a medida realizado por un buen sastre, por favor, no recurras a la opción de los grandes almacenes.
Aurora Echevarría
- La historia del coaching y sus ventajas - 8 mayo, 2024
- Periodistas o streamers ¿Hacia dónde va el periodismo? - 23 marzo, 2023
- Cómo no gestionar una crisis - 10 noviembre, 2022