Las compañías cada vez necesitan menos fans y más ‘Brand Lovers’. Auténticos enamorados que hagan bandera de la marca, sintiéndola suya. Porque para llamar la atención de alguien basta con un envoltorio bonito, que en este caso sería el producto. Pero para enamorar hace falta algo más. Hace falta admiración y respeto.
Los profesionales de la comunicación y el marketing nos enfrentamos al reto más apasionante, estamos ante el auténtico motor del mundo: el amor. Nuestro trabajo consiste en dotar a las marcas de atributos y cualidades que enamoren, que levanten pasiones y que las hagan únicas, comunicando con emoción.
Ya no basta con tener una cara bonita, ahora las marcas y en consecuencia las compañías, tienen que transmitir desde las emociones. Pero hacerlo de forma auténtica, con coherencia, desde la transparencia, la honradez, la veracidad y la honestidad. Ese es el camino de la credibilidad que nos lleva hasta la confianza. Porque si mentimos a nuestros enamorados, corremos el peor de los riesgos: la pérdida de confianza y el consiguiente desengaño amoroso. Y ya sabemos que no hay nada que dañe más el amor que el engaño, que vuelva a creer en nosotros quien se ha sentido engañado es una tarea ardua y no siempre factible.
Tampoco podemos olvidar que no solo los clientes puede ser un ‘Brand Lover’, sino también los empleados de la compañía. Para ello, hace falta generar complicidad y compromiso y construir una cultura empresarial sólida y compartida en la que tanto clientes como empleados sientan orgullo de pertenencia. La misión empresarial no puede limitarse a unas frases bonitas en el tablón de anuncios de la sala de juntas.
Uno de los valores añadidos de los ‘Brand Lovers’ es la vinculación emocional con sus productos. Por eso, la personalización es tan importante cuando trabajamos con embajadores de marca. Generar conversaciones bidireccionales, escuchar para poder incluirlos es parte importante de la estrategia de marketing y comunicación. Y recompensar cuando comparten mensajes clave, son tres vías fundamentales para consolidar la fidelización de los ‘Brand Lovers’.
Enamoremos pues, construyamos idilios y escribamos poemas y cartas que emocionen a nuestros públicos. Creamos nosotros, comunicadores, en la precisión de la palabra.
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