El ser humano tiene un punto de exhibicionista natural. Nos gusta presumir de nuestros éxitos y con las redes sociales es más fácil que nunca. De ahí que haya que tener precauciones a la hora de gestionar perfiles en redes sociales.
Un buen punto de partida para la gestión de las redes sociales es tener claro qué publicas y qué tipo de conexiones tienes en cada una de ellas. Hay contenidos que por la especial idiosincrasia de una plataforma concreta encajan con naturalidad en ella: ¡no vas a compartir las fotos de tu boda en LinkedIn!
Una vez tienes claro qué contenido va con cada red social, bastará con aplicar la lógica. Hay redes sociales más abiertas como Twitter, Instagram o Pinterest, en las que no conviene que muestres facetas excesivamente personales, porque cualquiera puede dar con tu contenido. En este caso quizá no sea buena idea que un empleador o tu jefe encuentre una foto tuya con una peluca abrazado a una botella. Sin ser tan radical, quizá simplemente consideres que tu vida personal y familiar no es de la incumbencia del jefe. Para ello, nada como no publicarla en redes más públicas y reservarte, por ejemplo, Facebook para asuntos mundanos.
Personalmente, no creo que debas sucumbir a la tentación de tener un perfil profesional y otro personal, eso es una locura. Al final, los perfiles sociales viven de ser alimentados con contenidos y tener dos, duplica el trabajo. Además, tener un perfil exclusivamente profesional, levantará sospechas sobre nuestra vida y puede ser contraproducente de cara a los empleadores que buscan personas y no máquinas de trabajar.
No olvidemos que la presencia online es para siempre y una manera de exponernos al mundo para crear nuestra marca personal. Por lo que, debemos tener muy claro cómo queremos que nos perciba el resto. Las redes sociales más «peligrosas» suelen ser las audiovisuales como Instagram, Snapchat, etc. Es importante que tu imagen personal no empañe la profesional y viceversa. Por ello, evita fotos de excesivo “postureo” salvo que tu pretensión sea la de abrirte un hueco en el mundo de las tendencias y la moda. La suerte es que Snapchat tiene una caducidad de 24 horas, por si cometes el error, al menos no marcará para siempre tu huella digital. Un consejo gratuito, si configuras la privacidad de Facebook y Twitter para que no puedan etiquetarte sin permiso, evitarás más de un disgusto fruto de amigos sin conciencia de marca personal y Social Media.
Pese a todo, las habilidades sociales son también importantes. Por lo que mi recomendación es que en cierta medida, hagas desaparecer la división entre lo profesional y lo personal. Se trata de aportar pinceladas de tu persona en las redes sociales públicas que tengas. Y en otros perfiles como Facebook solo aceptes a tu familia y amigos, cuidando de no dejar entrar a gente exclusivamente de tu entorno laboral. Esa es la línea que sigo y por el momento puedo mantener a salvo mi intimidad.
Con respecto a la presencia de tu empresa en redes sociales, hay perfiles para todos los gustos. Si bien recomiendo ser ameno y expresarnos con naturalidad en estos canales, no debemos olvidar nunca que estamos representando una empresa y debemos tener muy en cuenta y medir los contenidos que compartimos. Es lícito que incluyamos imágenes de equipo, inclusive es recomendable que se incluyan algunas más festivas y relajadas. Pero sin olvidarnos que los que nos ven no son nuestros amigos sino clientes y proveedores actuales y potenciales, por lo que debemos mantener la cordura y presencia de una empresa que se toma su labor muy en serio. Cada respuesta o intervención en una conversación con los seguidores debe ser natural, cortés y exacta. Nunca sabes quién se esconde tras un perfil social.
Aurora Echevarría
- Periodistas o streamers ¿Hacia dónde va el periodismo? - 23 marzo, 2023
- Cómo no gestionar una crisis - 10 noviembre, 2022
- Ética, transparencia y compliance anticorrupción - 26 octubre, 2022